Description
La grave crisis económica de los últimos años ha alterado profundamente la actitud ante la vida de un sector considerable de la población mexicana, dislocando valores, alterando normas y sacudiendo, en fin, un edificio que se consideraba estable. Los estudiosos no saben aún en qué forma y extensión la coyuntura actual afectará a México y, en esta duda, resulta conveniente analizar lo que escritores cronistas como Elena Poniatowska (1933) dan a conocer cuando permiten que la voz de personajes tan sólidos y fincados en la realidad como Jesusa Palancares tenga divulgación. Y esto porque el estrato social al que pertenece la narradora que nos cuenta su vida en Hasta no verte Jesús mío (1969) es el más extenso y desprotegido del país. Aquel que incluso en épocas de bonanza vive sumido en una crisis continua que va del nacimiento a la tumba y que se prolonga a lo largo de generaciones.
Sobrevivir en las condiciones en que lo hace doña Jesusa sin dejarse quebrar requiere fuerza; sacar recursos de donde no los hay; luchar cada minuto de la vida contra la propia familia, los vecinos, el casero, las autoridades… todas las formas de opresión producto del tipo de sociedad en que vivimos.
En las experiencias de doña Jesusa puede encontrarse esa fuerza interior que hace imposible la rendición aun cuando se sabe que la lucha no se decidirá en nuestro tiempo de vida. Jesusa, la niña que vivió en Salina Cruz, la muchacha que peleó en la Revolución, obrera y sirviente, mujer independiente, es un personaje lleno de vida extráida de la ruda cantera del México que casi desconocemos y con frecuencia denigramos, pero que contiene las semillas de nuestro futuro.
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