Misa de Medianoche es la nueva serie televisiva de Netflix, proyecto dirigido por el director Mike Flanagan. El nombre de Flanagan va tomando relevancia entre los fanáticos de la ficción de terror, por haber dirigido Dr. Sleep (una adaptación del libro de Stephen King), Gerald’s Game (otra adaptación de King) y las series de televisión The Haunting of Hill House (2018), basada en la novela homónima de la autora Shirley Jackson. En 2020 desarrolló The Haunting of Bly Manor, basada en la novela The Turn of the Screw de Henry James y en 2021 nos trae el pretexto de estas letras: Misa de Medianoche (Midnight Mass).
Ojo que aquí vienen los spoilers. Midnight Mass trata sobre un pequeño pueblo en una isla de apenas un puñado de habitantes que tienen, como es obvio, una serie de entramados personales aderezados por la tragedia, la pobreza y la soledad. En este pueblo, podemos inferir, el cura es una persona muy influyente (en el sentido no mexicano de la palabra) en la comunidad. Ante la desaparición del cura por enfermedad, este sitio viene a ser ocupado por una versión más joven del cura (se los advertí).
La serie en general, tiene mucho en común con una misa de media noche: chingo de simbolismos y demasiado monólogos la hacen en ciertos episodios aburrida. No me lo tomen a mal. El tema de la serie y los simbolismos que explora son interesantes pero sí se comete el pecado de la palabrería. Los personajes en ciertos pasajes adquieren ese tono que el feminismo llama mansplaining, y que yo considero nada tiene que ver con el género; es simple y llanamente gente que le habla a uno como si uno estuviera pendejo y ellos tuvieran los pelos de la burra en la mano. Si Midnight Mass hubiese sido una novela, sería una de esas de mil y pico de páginas que muchas de las veces no llegamos al final. Y cuyos personajes terminan cayendo gordos, pues se ponen a explicarle (en lugar de narrarle) la historia al lector.
A pesar de las quejas arriba vertidas, Midnight Mass es una serie muy recomendable que explora de manera inteligente (de esas que te ponen a pensar, pues) el símbolo religioso de una misa y juega con el lado más profundo y oscuro (sin albur) de las sagradas escrituras, conectando el simbolismo del vino y de la resurrección con otra mitología. La de vampiros.
El aura de misterio y terror que envuelve los primeros capítulos de la serie es perfecta. Visualmente es un deleite el andar por la isla que facilita el ir conociendo a los personajes que la habitan. Con esa ya mencionada aura de misterio que me hizo sentir miedo y curiosidad, cumpliendo la expectativa inicial. Donde cae un poco la serie es cuando la historia intenta explicarse a si misma, y una de las grandes licencias que tiene la ficción de terror es esa, la no necesidad de explicarse. Uno le teme a la oscuridad, al infierno, al demonio, al asesino serial por el desconocimiento que se tiene de ello. Una serie de terror no debe perder tiempo explicándose a si misma.
Al final, parte de la problemática que tiene una obra de ficción en la actualidad, es la expectativa generada. Hay tanta información y triquiñuelas mercadológicas antes de la obra, que se crea una expectativa previa y uno como consumidor de ficción buscar que la expectativa sea satisfecha. Midnight Mass, aunque los diálogos puedan ser interesantes y como los califiqué antes, inteligentes. El espectador (al menos yo) llegamos con la expectativa de sentir miedo. Y al menos a mí, cuestionarme el valor de la inmortalidad, analizar el valor que tiene el sentimiento de culpa, y pensar en la inmortalidad no son cosas que me causen miedo.
¿La recomiendo? Por supuesto que sí. Desafortunadamente estamos en Octubre, y si son igual de ñoños que yo, tendrán una lista de películas/libros/series de terror para echarse este mes, y aunque la recomiendo no la pondría muy arriba en la lista de prioridades del mes de Octubre. Tres de cinco estrellas.
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